A pesar de que parecían miles de días los que faltaban para que Dalia se fuera, el tiempo corrió muy rápido, de pronto las despedidas se hicieron presentes: un desayuno hot cakeado, una noche sopresa para ella y para todos y el adiós en el aereopuerto con sus respectivas lágrimas.
Recuerdo cuando salíamos de la prepa y los viajes de intercambio eran un sueño, hoy son una realidad. La alegría que siento por ella es inmensa, estoy segura de que Suecia es uno de esos retos que le encantan desafiar.
Entre último semestre, proyectos en puerta y reuniones, la extrañare todos los días, esperando que la bienvenida sea tan divertida como la despedida, que sirvio para cumplir promesas, reecontrarnos con amigos y hasta ganar comidas con los primos de la viajera jeje...
Buen viaje, aquí esperamos el sueco que prometiste jeje
3 comentarios:
Sueco? te traera zapatos de madera? je
Rogelio.
aaayyy mi viiida!!! qué liiinda!!!
No no, si fueran zapatos diria suecos, pero traera un ejemplar humano "made in sweden"
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